martes, 27 de noviembre de 2012

Inquietudes como arena

El personaje-de-este-comentario camina dándose cuenta que todo el mundo está apurado todo el tiempo y que pocos se detienen en las esquinas o en las cebras. Pocos se detienen. Todos están preocupados, y no les falta razón: hacer magia con el salario y esperar por el trasporte público, por ejemplo, no son cuestiones para relajarse. La noche oscurece a la ciudad cuando aún nadie —o los menos— se han dado cuenta que la vida es menos y que uno se desgasta.

El personaje-de-este-comentario le preocupa que cada vez te atiendan peor en los establecimientos públicos, que la gente se grite a mitad de la calle, que los choferes de la Yutong dispongan quién viaja y quién no por encima de todas las listas de espera. Y después no entiende que el pasillo de la guagua soporte más viajeros, a los cuales no les queda otro remedio (por la falta de espacio) que recostarse casi totalmente sobre los demás pasajeros, sobre el personaje-de-este-comentario. Ha viajado con más peso encima. Igual los choferes. Con más pesos.


miércoles, 21 de noviembre de 2012

El radio VEF y la leche condensada

“…Y también porque mirar hacia atrás es más remunerador que lo contrario. Mañana es mucho menos atractivo que ayer. Por alguna razón, el pasado no irradia la inmensa monotonía del futuro. Debido a su profusión, el futuro es propaganda.”

Joseph Brodsky

Nací cuando los 80 iban en declive. Casi tuve que cargar el ataúd de una década que cambió de repente. Pero no recuerdo nada, era demasiado pequeña. No recuerdo ni siquiera las latas de leche condensada en la bodega ni la contra de galletas de chocolate. No viví aquellos años donde la bohemia inundó las calles, ni el nacimiento de la trova, ni las modas exuberantes, ni tantos otros eventos en ámbitos como el literario. Lo sufro. Me doy cuenta y lo sufro.

Pero vivo en una era que tiende a copiar el pasado. El tiempo regresa. Constantemente. Pero llega un tanto —sino mucho— deformado, se expone durante el viaje a modificaciones lógicas de la evolución de la humanidad y no siempre me parece que muestra su mejor rostro. Todo depende también de las personas, del uso que hagan del tiempo transformado una vez que lo tienen en sus manos.


lunes, 12 de noviembre de 2012

Ni morir en paz se puede


Sucede que uno piensa, en un determinado punto de la vida, que pocas cosas pueden sorprenderlo, pero siempre se equivoca; y enmudece cuando viene alguien y le cuenta sobre «los disparates» que están haciendo en la funeraria. ¿Qué?, te asombras, y no puedes creerlo, pero lo haces, porque sabes que el cubano es el único ser capaz de enterarse de todo, incluso antes de que sucedan las cosas.
 
Te incomodas, toda persona que te cuenta algo tiene el poder de pintarlo con un realismo tal que te parece vivirlo; y te sulfuras, apoyas su mal genio y sus palabrotas. Sabes que otras veces, cuando has ido a visitar un amigo, por ejemplo, y has golpeado en la puerta, ha salido el vecino X (aunque no te conozca) y te ha dicho: «Menganito hoy tenía el dos en el turno médico para atenderse la rodilla, y yo te aconsejo que ni lo esperes que de ahí iba a conseguir un plomero para arreglar el baño». El vecino X siempre conoce las más emocionantes historias sobre todos los habitantes del barrio.


miércoles, 7 de noviembre de 2012

Encuentro


El vuelo viene retrasado y mamá mira el reloj cada tres segundos. Intenta calmarse, pero la veo llorar sin que pueda detener las lágrimas e imagino que pronto el aeropuerto naufragará en su llanto. Mamá se seca el rostro, con el mismo pañuelo que mi hermano le dejó antes de irse, y le tiemblan las manos y no puede quedarse quieta en un solo lugar. El vuelo viene retrasado y yo miro a las demás familias, todas lloran y hablan sobre la migración. Todos están nerviosos con la mirada fija en la pista de aterrizaje, se aprietan las manos y miran a la pista, lloran y miran a la pista; pero la pizarra no anuncia ninguna llegada.

Mi mamá, las demás familias, esperan a rostros que no ven hace diez o quince años, rostros que crecieron en fotos y en llamadas telefónicas y en paquetes que siempre se retardaron. Y yo en medio de las lágrimas pensando, sin entender muy bien por qué, en qué diablos me habrá traído el muy cabrón.

martes, 6 de noviembre de 2012

MN tiene pesadillas

MN se volvió una chica retraída en los 90. No soportó la crisis. No comprendió el derrumbe. Le fue espinoso digerir el escenario: los productos que invadieron el mercado y la nueva moneda. Cuanto fue, se deshizo ante las necesidades de la gente. Anda triste desde entonces. Ha sido incapaz de recuperar su autoestima. Se debate entre preguntas, a veces, inexistentes.

Demacró el aspecto. Se acostumbró demasiado a ser la piltrafa, la responsable del mal servicio y de las peores ofertas. La etiquetaron, para siempre, en el lado de lo inservible. Y así arrastró la dependencia a través de los años, convirtiéndose, cada vez más, en un fantasma de sí misma, en una negación que no terminará nunca.