Sujetas bajo la casa. No se escuchan. Encima los libros y la sonrisa de un ángel que también da luz en el cuarto. Calma con serena tempestad todos los miedos. Creer en la adversidad es otra muestra de valor. No escribiré, se lee en una tabla roída. La marea ahogará la casa en algún siglo. Pero se salvará la decencia de no haber escrito.
Los náufragos también sobreviven entre las tablas.
También pueblan de esperanzas el vacío.
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