Cuatro títulos bajo el sello de Reina del Mar Editores, de la AHS cienfueguera, se presentarán en la Feria del Libro 2016. Trece maneras de contemplar un mirlo, traducción de Edelmis Anoceto Vega de la poesía Wallace Stevens, aparece como uno de los más destacables dentro del pequeño catálogo. En el prólogo de este último, Anoceto Vega sintetiza lúcidamente la importancia del poeta norteamericano:
“Calificado por Paul Auster como el más francófilo de los poetas de Norteamérica; considerado por Harold Bloom como uno de los grandes de esa nación junto a Whitman, Dickinson, Frost y Eliot, y como el más fuerte dentro de su vanguardia poética (…), Wallace Stevens sobresale dentro de sus coetáneos como un escritor de una poética inusual en tanto se basa en una muy peculiar y efectiva manera de asumir el precepto imagista. Si para Pound el asunto era la representación exacta y sin adornos de la cosa, para Stevens el acercamiento a esta es múltiple, se produce desde diferentes ángulos, lo que ya le otorga a sus composiciones un matiz de proceso sinérgico”.
Federico y María, obra de teatro para niños con la que su autor, Rafael González Muñoz, obtuviera el premio Girasol Sediento (distinción colateral del premio de la ciudad Fernandina de Jagua) en 2013, narra una historia de amor complicada entre dos personajes: Federico, príncipe del Reino de Aluminio y María Tirita, princesa del Reino de Trapo. Rafael, también como antologador, presentará una selección de “7 textos jóvenes para niños”, sobre los más relevantes creadores en el país de obras teatrales para infantes, se trata de Las sobras de la buena pipa.
El último libro es Tres poetisas norteamericanas, selección y traducción de Ileana Valdés Carranza, de la poesía de Marianne Moore, Sylvia Plath e Hilda Doolitle. Al comienzo del volumen, su autora destaca:
“Los herederos de Whitman y Poe no se agrupan solo en las influyentes figuras masculinas de Sandburg y Frost, o los expatriados Eliot y Pound, singulares voces se unen al coro femenino que va desde Dickinson hasta Kumin. Las poetisas que ofrecemos en este volumen emprenden distintas búsquedas y maneras expresivas,
y figuran no solo dentro de la mejor poesía del país norteño en el siglo XX, se inscriben
también en lo más autentico del género en lengua inglesa. Si bien la novela fue el género distintivo de la literatura norteamericana en el siglo pasado, la poesía se manifestó —y se manifiesta aún— como una de las fuerzas expresivas más genuinas del espíritu de esa nación”.
Pero no sería justo ni verdadero dejar de mencionar los marcados atrasos que en materia de impresión de libros tiene esta editorial, junto a la también cienfueguera Mecenas. No sería correcto dejar sin contar la historia de trabajo desajustado en que se ve envuelta la producción de libros en la Perla del Sur y que traspasa por tantos motivos como puede tener números de páginas un cuaderno cualquiera. No sería categórico dejar de acotar que Tres poetisas... y Las sobras…podrán presentarse en la feria 2016 porque son fondo de población y plan especial respectivamente, que nada tienen que ver con la dinámica provinciana y la tirada y gestión es asumida a nivel nacional; y que los otros dos títulos (Trece maneras… y Federico y María) pertenecen al plan editorial del 2014 junto a varios ejemplares que no verán la luz por lo pronto a pesar de estar ya en arte final (completo su proceso de diseño y edición). Tampoco sería objetivo dejar de contar que el Premio Reina del Mar 2012 (La sal de las islas) fue el último en publicarse a pesar de salir en el año 2015 y que estos mismos lauros de 2013 (Buscando a Anna Veltfort) y 2014 (Otoño) forman parte del mismo sueño aletargado de la industria poligráfica (salvo algunos ejemplares de prueba y cortesía, que no admitían mayor dilación).
No sería razonable dejar sin apuntar, de igual manera, que los sucesivos cambios de direcciones en el Centro del Libro y ambas editoriales, así como sus infructuosos períodos han provocado un daño visible que desembocó en la decisión de detener los planes editoriales en Cienfuegos hasta tanto no terminen de imprimirse todos los libros pendientes, para los cuales, supuestamente, ya se había otorgado un presupuesto y una gestión determinada.
No sería racional dejar de contar que Reina del Mar Editores, por ejemplo, no cuenta con las condiciones mínimas para realizar un trabajo de edición de calidad, que es poco probable que sin impresora se puedan conseguir las numerosas pruebas necesarias durante el proceso, y que correr y dar vueltas en una espiral de gestiones personales, probablemente, tampoco sea la solución. La necesidad de una computadora para acompañar a la joven editorial en su proceso es vital (sin dejar de admitir que la nueva remodelación de la AHS en Cienfuegos, a un pequeño largo plazo, deberá abonar al menos un local y una PC para esta); tampoco dejar fuera la ausencia de un diseñador fijo que prolonga en cierta medida el término de portadas y diagramación de los ejemplares.
No sería lógico dejar de mencionar el obstáculo que significa para estas editoriales tramitar a través de departamentos vacíos o de personal efímero que nunca llega a ser eficiente en el proceso, y luego esperar que se cumplan los plazos de pago (que tiene que ser en divisa y casi siempre está ausente) para poder imprimir portadas de calidad en diferentes locaciones (la gestión particular transcurre por un prisma análogo); porque es cierto que ya nadie quiere imprimir cubiertas en las RISO (fuera la forma inicial e idea de la creación del Sistema de Ediciones Territoriales) porque serían todas en blanco y negro y automáticamente se alejarían mucho de la competencia en un mercado de ventas.
No todas las provincias, aunque con dinámicas similares, están en la misma situación, pero Cienfuegos parece envuelta en una nube oscura que ya nadie podría soplar con la suficiencia fuerza. La voluntad de muchos ha desembocado en los pocos libros que pueden tirarse para continuar defendiendo el prestigio y la necesidad de esta editorial, así como los sueños culturales de una provincia, donde, otros muchos, a pesar de los contratiempos, insisten en defender la verdadera razón literaria.
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