Mientras los periódicos / se deshojan / tú te cubres de pájaros.
O. PAZ
O. PAZ
En la casa que gira perdonas, interminablemente, mis básicas nociones de arte. Vigas se tuercen sin ecos mientras me permites callar durante la surreal explicación del tono en un cuadro de Paul Klee. Sobre toda pasiva calma aceptas mi cercenada ars poetica, que no será cierta si, cuando gano el pan de nuestro hijo, lo hago redactando para un periódico.
Sin que el amarillo se derrame intentas no endurecer tus ojos ante mi vientre de muchacha y me absuelves por ser una madre demasiado joven para estos años. Klee parte a la guerra vestido de soldado alemán y nosotros prevemos bombazos sentados en los ojos del niño, que son absolutos y raras veces los veremos mentir.
Klee morirá con la piel endurecida y pinceles en las manos, para que siglos después, junto al óleo develado, aprendamos a no alzar los cuerpos cuando estemos de frente, porque duele demasiado esa eufonía de la casa proyectándose sobre el color.
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