Ella tiene sobre el cuerpo otros cuerpos y en el oído otras palabras. Cuando él le toca los muslos reproduce otros muslos y si le acaricia la boca en realidad lo hace sobre otros labios. Ella no se distingue sobre el colchón, hace días que no lo hace; y él penetra a otras y escucha los gritos de otras y tiene orgasmos dentro de las vaginas de otras.
Las intrusas pasan la noche sobre el colchón, acurrucadas entre los pliegues, boca abajo en los pies de él, boca arriba entre los senos de ella. Son insoportables los bostezos en las mañanas y la cola para el baño. Ella piensa cómo liberarse y no sabe que, su marido, traerá para siempre colgados del pantalón a todas sus amantes.
Melissa: Parece que es verdad eso que dicen en el barrio de que Adán está acabando... Y eso que Eva tiene nuevos ojos. Un beso.
ResponderEliminarBueno, por sí o por no, yo sé que esta "Eva no quiere ser para Adán", así que sus desequilibros ya son problemas de otra, ajjajaajjaj. Gracias Mila, sabes que leerte aquí es mi mejor suerte. Un besi grande.
EliminarBravo, Melissa! Esto es una dosis alta de la dura realidad, duelale a quién le duela.
ResponderEliminarGracias, miles, así es, así sucede y así hay gente que se conforma. Ojalá estas letras ayuden a luchar contra ello. Un beso grande y gracias siempre por leer.
EliminarDios mio en qué pareja te inspiraste o es esto algo "universal". Y siempre los varones somos los malos, no? Y si fuera ella, como dice la canción.... ¡feminista!
ResponderEliminarEs algo universal, mal pensado; y no, los varones no son los malos, pero yo tengo la opción de escoger el punto de vista y la persona de mi personaje, y lo escogí femenino, juro que fue una casualidad, jajajajajjaj. Pesaoooo.
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