martes, 23 de octubre de 2012

Migrar


Nosotros vinimos de Oriente, estuvimos siglos en la carretera haciendo señas, y cargamos los bultos hasta la sombra, pero aún así se quebraron las valijas y se nos metió el sol entre las venas. Nosotros abandonamos Oriente, le huimos al hambre, a la escasez de ideas, a las oportunidades muertas y subimos a los camiones, una y otra vez, y pagamos con los ahorros de toda la vida y dormimos según los baches y las maniobras de los choferes. Nosotros llegamos a La Habana una tarde cualquiera y como fieles emigrantes, que nada tienen, levantamos una casucha de cartón y madera y cortinas de nylon. A nosotros nos quisieron desmantelar los sueños, después de años viviendo a escondidas de la ley. La ley no sabe, absolutamente nada, de nosotros.

martes, 9 de octubre de 2012

Mariel

Mi padre se fue en una balsa, una balsa construida con poliespuma y corcho, con lágrimas de noche, después de la comida, cuando era difícil conciliar el sueño con unos pocos granos de arroz en el estómago. Mi padre se fue por el Mariel, arrastró el bote por la acera y después por la calle de la escuela y pasó enfrente de la carnicería que estaba en huelga. Mi padre se tiró al mar, se empujó él mismo sobre las olas y se perdió en el horizonte dejándonos un puesto vacío en la mesa y las esperanzas de volver a llenar, muy pronto, las cazuelas. Mi padre se fue una tarde, hace algún tiempo, quizá un poco más y aún no hemos descubierto, exactamente, en qué lugar del Caribe lanzarle las flores.

miércoles, 3 de octubre de 2012

Las luces del parque


Las luces del parque
no alcanzan
la inmensidad
de las sábanas destendidas,
desaparecen
al compás del baile
y las pestañas.
El tiempo es un pez que
abre las branquias
a mitad del Sahara.
El tiempo es un no
que muere,
un poeta suicida
y con muletas,
una ventana que
se abre,
un ensayo de Borges
que cuelga
de tus ojos.