lunes, 28 de marzo de 2016

Cienfuegos, la feria y los agujeros en el bote

Bastó una mirada general y rápida para notar la superioridad cualitativa de la Feria del Libro 2016 en la Perla del Sur con respecto a la del año anterior. Varios detalles —importantes en su contexto— incidieron en que el éxito no fuera más abarcador, y creo vale la pena mencionarlos (para juntos hallar la mejor manera de organizar una actividad literaria tan importante para el presente y futuro de la cultura) no sin antes hacer notar el esfuerzo que esta vez se hizo en la provincia para lograr una fiesta de las letras mucho más decente.
Parece no existir arma que combata la orfandad de público —entiéndase: consumidor literario y no los propios creadores, o trabajadores de instituciones culturales, muchas veces empujados para llenar espacios vacíos— en los programas colaterales (paneles, homenajes, presentaciones, etc.) de estos eventos. La dificultad promocional en este caso es grave y atraviesa un prisma de factores colindantes hasta introducirse en un vacío de conocimiento —o de necesidad de conocimiento— que a largo plazo podría traer consecuencias muy negativas en el destino del país.

martes, 15 de marzo de 2016

El álbum de mi familia no es otro libro cualquiera



El álbum de mi familia no es otro libro cualquiera de brujos y brujas. No es la fantasía heroica, y alta fantasía, que recrea la típica historia de amor y la intervención de un brujo malvado, con dragones y fuego, en estos propósitos; no es la rendición del mal, burda y repetidamente contada. Se trata de un cuaderno pensado como sistema desde un inicio, donde el argumento fluye, como el hilo de Ariadna, sin detenerse; se trata de una historia potable, no por sencilla menos profunda o menos sagaz, no por tener un lenguaje llano y huérfano de metáforas, menos compleja y menos abarcadora. Se trata de un libro que, ante todo, siente, y eso es una ganancia insoslayable, el debido respeto por el lector infantil. Sabe que no es un consumidor tonto y que su inteligencia y razonamientos ante el cuento son impensables, por eso va construyendo, con cuidado, una especie de ciudadela donde coloca los engranajes y revela personajes para incentivar al pensamiento y estimular una preocupación por el mensaje. Es la acción, junto al álbum familiar (entendido como objeto), el protagonista verdadero de este libro, porque en ella se concentran las inflexiones más altas, pero también los espacios de reposo, allí están los cambios fundamentales y los desenlaces, que son numerosos durante el transcurso de la lectura.