lunes, 30 de julio de 2012

Matrimonio


Marcos y Lucía tampoco se casarán este año. Hablaron en varios bufetes y en las notarías y pidieron clemencia a miles de jueces legos, pero ninguno aceptó un cheque de amor u otro que en vez de ceros estuviera rellenado con besos. Todos le tiraron las puertas en la cara y ellos, cabizbajos, volvieron a sentarse sobre el puente de siempre para encontrar nuevas fuerzas. 

Las aguas crecieron, bajaron desperdicios y subieron botellas sin mensajes; y ellos allí, con la mirada fija en los ojos del otro, pero sin ver. Los sueños se deshicieron al viento y las promesas se rompieron de a golpe por la tragedia y se les gastaron los sentimientos, los vendieron en busca de capital. Se quedaron vacíos, abiertos al puente y con los papeles por firmar.

jueves, 26 de julio de 2012

Tus remos


Los remos naufragan sobre las olas. Suben, bajan, retroceden. Los remos de madera podrida, de madera que ya no es sino restos de ella misma, están ulcerados de tanto huir de ti. Le temen a tus manos, a cuando los hundes hacia el fondo y los obligas a transitar el sendero equivocado; le temen a tu demora, a su ahogamiento. Pasaron una vida entera procurando dejarte, procurando no creer tus pasos, pero era demasiado gentil tu sonrisa, demasiado verdad tus promesas. Una mañana despertaron con el cuerpo mojado, sin bote, sin ti; despertaron de la pesadilla de seguirte.

martes, 24 de julio de 2012

La flor adentro

No sé cuál fantasma te rodea, pero alguno te he visto en el rostro. No sé si competimos antes en este juego: tú en esa montaña, yo en aquel valle, tú gritando al eco el mejor poema, yo devorándolo aquí abajo, abriéndome el pecho para que entrara sin dificultad, y los sustantivos enredándoseme en las costillas y los artículos violando al corazón y gemidos y los participios descansando sobre el estómago.

Luego yo contraatacado con mis historias, mis historias sobre ti, que pudieron comenzar en una biblioteca o en un burdel, contigo vestido de monje o conmigo disfrazada de puta, tampoco lo sé; pero allá fueron, a la cima, con fuerza, y te desnudaron, despacio, en silencio. Llovieron flores, muchas flores que tal vez alguien lanzó desde el auditorio, pudo ser un tipo con barba o una señorita decente y pudorosa que también se humedeció después de verte. Cedimos a los aplausos y te acercaste cubierto de pétalos.


jueves, 19 de julio de 2012

Todas las noches de verano

Hablaste de profanarme. Luego accediste al juego con las manos. Fue extraño ver a los amigos en el cuarto, es verdad, pero al menos piensa que no estuvimos solos, que cruzamos la línea a la par, que nos alejamos de la palabra NO con el mismo miedo que le tenemos al SÍ. Ellos se mantuvieron en vela, por nosotros, y vigilaron todos los movimientos: el de la pierna más abajo, el de ponte boca arriba, y hasta la quietud y las justificaciones del después, cuando la cordura bajó al colchón a preguntarnos qué habíamos hecho. Y no le respondimos, nos queremos y nos basta.

Desde entonces, todas las noches de verano, tendrán un olor distinto.





miércoles, 18 de julio de 2012

Viernes 13 en La Coubre


La Coubre / La Habana


Llegas temprano. Desde niña aprendiste que al que madruga Dios lo ayuda; y crees que sí, que por levantarte a las 5 de la mañana todos los santos se pondrán de tu lado. Corres con la mochila que te hace una presión enorme en la espalda, pero no importa, corres, le haces señas al chofe y subes al P15 ya con el sudor profanándote los espacios. El recorrido es largo, recuerda, estás en Alamar, en La Habana del Este, va a tardar casi una hora completa llegar a La Coubre.


lunes, 16 de julio de 2012

La cena

La cena estuvo lista a las 10. Sirvieron la mesa. Lanzaron los platos desde la cocina, uno tras otro, sin parar; y luego fueron las ollas y los calderos embarrados de salsa, una salsa roja y embrujada, y después las espumaderas, los cucharones, los tenedores y los vasos. Todos volaron hasta caer sobre el mantel, sin derramarse apenas un solo grano de arroz, o salirse un solo trozo de carne. Ellos, los dos, vinieron más tarde, cuando ya yo tenía las piernas cerradas y el estómago abierto.


miércoles, 4 de julio de 2012

Olas (y trenes) en casa



Me acosté a tu lado. En silencio. El tren continuó con los ruidos durante el resto de la noche, y en la mañana estaban las marcas del  humo incrustadas en las paredes, y el eco de los avisos de partida se repetía en los tímpanos provocando que nos estremeciéramos, otra vez, por dentro. Y sobre lo rodapiés estaban los  besos que la gente lanza a lo viajeros, y retratos despedazados por culpa de ese que no volverá. Te levantaste, y recordé la última vez que estuvimos juntos, en otra isla, tú en pilotes, yo en el agua, y sin tocarnos, siquiera rozarnos, pero desnudos y abiertos para el otro.


lunes, 2 de julio de 2012

Un día cualquiera del vendedor de libros

“Vende a la vez que sueña. / (…) Tiene los ojos hinchados de mirar sin ver, / y los tímpanos carcomidos por palabras esdrújulas…”

Alexis Díaz-Pimienta

Pedro tiene los pies cansados de colocar sus pasos sobre los pasos de ayer. No recuerda bien su nombre, y puede llamarse hoy Damián y mañana Ricardo. A Pedro (que no sé cuál era el mote de turno aquel día) solo le interesa llamar la atención de los clientes con las letras que trae debajo el brazo, y sacarle un buen precio a los libros, un precio que le permita tener monedas para después, para las noches, cuando el dolor de las piernas sube desesperado a atormentarle la cabeza; para después, cuando ni Balzac ni Stendhal, son capaces de atenuar la inconsistencia de la vida.