miércoles, 28 de agosto de 2013

Apagada en los faroles del sendero


 Animal caminó después de escuchar las historias junto al río. Sin pies entre el espeso bosque. Las sombras sobre su cuerpo atormentaron a los niños de la Comarca, pero nadie se atrevió a desenrredar las ventanas. Detrás, con sábanas en los cuerpos, aguardaron el evento. Los aullidos sobre las ramas, los frutos muertos, la luz apagada en los faroles del sendero.


Animal caminó, traicionado por ancestros con pieles otras que supieron enmascarar los propósitos.

Animal caminó sin pies sobre la tierra que aún recuerda su muerte como el único evento posible en la historia del pueblo.

viernes, 2 de agosto de 2013

El misterio del relojero

Ariel Barreiros. Foto: Kaloian
“...un hombre vale el largo del cordel que ataron desde Dios hasta su pobre espalda, y un hombre son los círculos más grandes que le salgan”.

Ariel Barreiros

Reparaba el tiempo en el silencio de alguna mesa. Aguada de Pasajeros era para él un oasis que negaba la existencia de otros desiertos y mantenía al relojero ocupado en manecillas durante y después de todas las estaciones.

Pero aprendió que ciertos misterios no son tan exactos como los mecanismos que impulsan péndulos, y encontró creaciones capaces de mover también el espacio de maneras diferentes y sonoras.

En 1990 surgieron las primeras canciones, quizá menos precisas, pero como fieles y antiguos jeroglíficos encerraban el enigma de sostener sobre sí la divinidad de una civilización.

Algunos lo catalogan como la voz más tierna de la trova cubana, y no les falta razón; otros, destacan un lirismo inigualable y fuerza poética en sus canciones, y de igual manera aciertan.

Ariel Barreiros es unos de los trovadores cubanos más relevantes, aunque la promoción y presentaciones en escenarios claves digan lo contrario. Es un buen amigo al que conocí, antes en canciones, y luego como el más simple de los mortales.