lunes, 18 de febrero de 2013

Secretos de guitarra

Rolo / Foto: Melissa
Rolo camina con guitarra en mano y el cabello desordenado por todas las calles de Cienfuegos. Parece no observar con detenimiento ninguna quebradura del camino o no prestar demasiada atención a los fenómenos que se descubren a su lado; pero nada más distanciado de la verdad.

Los que lo han escuchado cantar, pueden haberse preguntado, muchas veces, en qué parte del cuerpo esconde tanta voz grave contenida, y pueden nunca llegar a averiguarlo.

Cuando canta exorciza ataduras y es una voz libre que el viento dirige. Aprendió a conquistar espacios rasgando las cuerdas de su guitarra, aún cuando una partitura de solfeo le parezca tan ajena como un iglú a un indio del Amazonas.

Abandonó la realidad inmediata de un joven que en estos tiempos intenta solventar su vida con una economía básica y decidió arriesgarse, entregando todas las piezas, para llenar su futuro de y con música.

Atrevido casi por intuición, y aunque se dice tímido, conversa con la naturalidad de los viejos amigos y sin muchas pausas que den tiempo a digresiones. Sonríe a menudo y mira profundo hacia lugares que solo él conoce, pero te ofrece la confianza, y la curiosidad, de que emprendas también, alguna vez, ese destino.

Con apenas 24 años, Rolando (Rolo) Rivera, se ha convertido, aún como aficionado, en un protagonista dentro de la escasísima lista de cantautores jóvenes cienfuegueros.


jueves, 7 de febrero de 2013

Mi madre se retiró un día cualquiera del calendario

No solo admiro a mi madre por las razones elementales que todos —o casi— los hijos admiran a sus madres. No estoy contando la cuenta enrevesada que hace para llegar a fin de mes, ni la manera loca en que desbarata todos los cables de corriente para arreglar el fogón, ni cuando explota el breake de casa y hay un grito y debo bajar a conectarlo nuevamente y aprovechar para recoger todas las horquillas que se le han caído del cordel o cualquier otra cosa que se le ocurra en ese justo momento. Es un no dejarse vencer, ni en las situaciones más proclives a un derrumbamiento, lo que me hace pensar que esta mujer debiera figurar en algún libro de récords —como es probable que debieran aparecer muchas otras madres—.

Recuerdo a los problemas acechando y mi madre combatiendo bajo la lluvia contra ellos, a pesar del catarro y los truenos. Recuerdo que llegaran las contradicciones, desalientos, cambios… y ella siempre supo saltar sobre ellos como ojalá yo pueda hacerlo en un futuro no tan distante. Ella sabe el día exacto en que faltará la cebolla y el ingrediente secreto que hace de los espaguetis un manjar diferente.


viernes, 1 de febrero de 2013

La tabaquería


El día que cerraron la tabaquería Francisco estuvo mirando la ceremonia desde la acera de enfrente. Sellaron la puerta con un cartel amarillo y clausuraron las ventanas con vigas de madera a todo lo largo de las persianas. Pero aún él podía sentir el olor a tabaco mezclado con el cuerpo de las muchachas, aún se atrevió a cruzar la calle y le dio un golpe certero a uno de los hombres y se coló por la entrada trasera y durmió allí toda la noche. Al amanecer, cuando descubrieron que estaba forzado uno de los pórticos, entraron a revisar, pero estaba vacío, vacío como siempre lo estuvo después de cada jornada.