viernes, 27 de abril de 2012

Sueño

Victor Manuel
Sueño con ríos, con tus ojos como dos lucecitas aventándose detrás del monte, con una yegüita donde paseamos los domingos en la tarde y me sube por las piernas ese cosquilleo que sabe a hierbas frescas. Sueño con la tierra después de la lluvia, con ese olor a mojado que me recuerda nuestros cuerpos desnudos a la orilla de los guijarros, que me recuerda tu mano intrusa y mi piel empapada.

Sueños con nuestra casita y con los niños que vendrán después y con el paisaje y las noches de Luna llena y con hacer el amor en la cocina y en la sala y en el portal cuando los vecinos duerman. Sueño con mogotes, con surcos, con flores, con una tacita de café en las tardes que sea capaz de crear historias para mis letras y contigo. Sueño con sueños: esa es la única forma de sobrevivirnos.


Guajiro / Sexto Sentido (Video)

miércoles, 25 de abril de 2012

El mar y 23

La madrugada tiene un poder extraño, todos nos desconocemos aún con rostros célebres, todos nos abrazamos en las esquinas y nos damos besos y nos repartimos salivas por el cuerpo. Hacemos orgías en la cebra, y tú me miras cuando estás encima de ella y yo lo muerdo a él pensándote. Rodamos una cuadra y estamos frente al Yara y no somos más que personajes de alguna película que fuimos expulsados de la pantalla.

La Rampa. Allí hacemos culto a Sodoma, una y otra vez, mientras escalamos el ICRT para que llueva en blanco sobre 23. Los placeres nos cuelgan de la voz y apretamos los brazos y nos estrujamos contra los edificios y volvemos a Coppelia, para violarnos en cada silla, y luego hacemos bulla en el Habana Libre emborrachándonos con los matices de Amelia. Después asaltamos la Casa Balear y el café de G y cuando doblamos un poco a la derecha no vemos los rostros de los presidentes en la Avenida, sino que somos nosotros: nosotros con poses excitantes, con las piernas abiertas y los rostros extraviados.

martes, 24 de abril de 2012

La espera

Te abrazaré cuando llegues, me prenderé de ti como si fuera yo un asesino y tú la víctima solitaria en el pasillo oscuro. No pretendo soltarte aunque supliques, aunque los otros nos descubran, al amanecer, parados aún en el mismo sitio. Échale la culpa al tiempo, a esta manía de que las cosas nazcan en los lugares equivocados, a la hora en que nos conocimos después de haber esperado tantos siglos para mirarnos a los ojos (y ahora de todas maneras tenemos los pechos rotos), para tocarnos las manos, para leer nuestros cuerpos en las letras, para que pudiera yo escribir, por ejemplo: te abrazaré cuando llegues.

Las manos me sudan, como deben sudarle a los asesinos, estoy nerviosa, como los asesinos antes de arrancarles la muerte a sus vivos, estoy pensando en ti calculadamente, como piensan los asesinos. Estoy esperando a que me derribes la puerta, a que sueltes el maletín y asistas a la hora de tu ahorcamiento.

lunes, 23 de abril de 2012

Algunas calles de La Habana

... no sé por qué, me dan una tristeza que espanta. Entonces trato de cerrar los ojos para no verle el rostro a las casas o las señas de súplica que me lanzan los edificios; pero me persiguen miradas de no sé qué fantasmas, y aquella tarde hasta me sostuvieron por la cintura y me acariciaron el pelo y yo intenté soltarme pero no veía las manos y sus rostros no tenían sonrisas, pero sí un olor fuerte, muy fuerte que me erizó los pelos que me afeito.

Algunas calles de La Habana, bajo el sol, se inclinan sobre la acera donde me tomé aquel batido de mamey, se inclinan y, quizás, besan el cemento si nadie las mira. Y nadie las mira: unos andan levantando cartelitos donde se lee: “restaurante”, “buena comida china”, “rent rooms”, “taxi”, “pizza”, y otros le pasan por el lado, esquivando el mareo de ofertas y del dinero que no tienen; mientras otros se sirven toda la comida.

jueves, 12 de abril de 2012

Colas


Nada más tiene que parar a la hora que yo le diga, frente a los establecimientos que yo le diga y que usted bien sabe, no se me haga el tontuelo, que estas cosas todo el mundo las ve aunque sea con los ojos cerrados; entonces me creerá. Y si se queda cerca para el momento en que comienza la función –porque lo es- advertirá cómo los cubanos han aprendido bastante de las sagas de caballerías. Y poco importará si el mismísimo Mio Cid o Don Quijote, con molinos y lanzas, están de primeros en la cola, ellos quedaran derrotados ante las nuevas estrategias de combate.

Poco interesan ya las buenas normas, sí, se sabe que la situación está difícil y que los dependientes, los horarios y las cantidades de los productos no se lo ponen a uno muy viable, pero no creo tampoco que la situación tenga que ser un caos. No creo que las colas transfiguren en escenas de películas del oste o en la tonta secuencia americana donde solo los héroes salen airosos y con el botín en mano.

Los botines también varían, tenga la certeza que eso dependerá de hacia donde se mueva, ese día en específico, la necesidad de la gente. Y no me venga con cuentos, conseguir cualquier cosa en estos tiempos por la derecha es toda una proeza, y quizás hasta sea cuestión de suerte. No saben todos esos que «resuelven» por detrás del telón, de las cosas que se pierden en una buena cola.


miércoles, 11 de abril de 2012

Los misterios del "si"


Si te sueño sin respuestas, si te veo recostado a mi máquina de afeitar cuando me rasuro, en el delineador de mis ojos y en los hilos de mi ropa cuando me visto; si no hay comida que no sepa a ti, olor que no sea el tuyo, recuerdo que no sean tus imágenes, cuentos que no sean los que escribes; si casi no puedo dormir, si los días se me hacen en extremo largos, si nada más pienso en otros meses y hasta tropiezo con palabras que dijiste y que traje colgadas del maletín; si hay tantos si, tantos si que en realidad son tú, ¿qué hago aún en este lado de la historia?

martes, 10 de abril de 2012

Mi ventana

Tengo el tobillo bien hinchado, le veo unos puntitos rojos, como si la sangre me estuviese ardiendo dentro o hubiera alguna batalla de glóbulos; y me duele a reventar, casi no muevo el pie y estoy sentada hace bastante tiempo frente a esta ventana: ¡pobre!, cansada de verme se ha echado a llorar, dice que le aburren mis auras, y ¿qué culpa voy teniendo yo de mis auras?, si jamás las escogí, si jamás les dije que vinieran a rondarme la cabeza, y hasta más: ¿quién ha visto una ventana con tantos gustos?, ja, pues vete, ándate, mira a ver si otros marcos, de otras casas, te quieren albergar, por lo pronto yo estaré aquí, en esta posición, por un buen tiempo.

Tengo el tobillo hinchado y rojo y verde, tal maceta sin flor en tierra podrida, en la mano tengo el libro de Cofiño y ando tragándome las letras, sin otro entretenimiento que burlarme de mi ventana y esperar a que baje la hichazón.

miércoles, 4 de abril de 2012

Hay un señor que me roba

He perdido tantas cosas en tan pocos días que a veces me parece que esta no soy yo,  que ha venido una pesadilla a poblarme, que me inquieta en las madrugadas, a la misma hora y en el mismo instante en que el cuarto me lanza una súplica, que me mira con los ojos hinchados y con el rostro marchito. Y yo sin tener mucho que decirle, y yo abriendo los párpados entre las brisas, y yo mirando las pocas estrellas que se atreven a dibujárseme en la piel.

Vuelven a ser las once y cincuenta y ocho, y vuelvo yo a leer poemas en la azotea y a levantar los pies entre las tuberías y a perder la vista en las copas de los flamboyanes. Vuelvo a pensar en el señor extraño que en las madrugadas se cuela por las hendijas a robarse los alientos. Yo lo vi una vez, vi cómo se llevaba mis sábanas, cómo arrastraba algunos de mis cuentos del librero, cómo me cortó un pedacito del pie y me quitó los sueños; yo sentí cómo me vació por dentro.

lunes, 2 de abril de 2012

Verdades

Uno lleva las verdades tan adentro que a veces olvida sacarlas; se olvida que, allá abajo, viven con muy poca luz, con muy poco aire, y si no respiran, si la claridad no les traspasa el cuerpo alguna vez, empiezan a podrirse, a deshacerse en residuos que irán, poco a poco, contaminando todas las vísceras y todos los órganos. La enfermedad no tardará en infectar a la sangre, en recorrer cada minúsculo detalle, y cada vez que el corazón bombee, bombeará verdades muertas, cuerpos sin morgues y sin autopsia que harán mentir a cuanto pedazo sano le quede a uno dentro.