viernes, 25 de mayo de 2012

«Me siento muy bien en los extremos»

Tiene la piel hecha de remiendos. Piezas diferentes que traducen historias de otras épocas. Las costuras no le dañan la delicadeza del rostro, ni impiden que continúe robándose el aire y dejándonos con poco para respirar. Y cuando pisa, por debajo de un pie, se desprende un olor a claquetas que te entra por los ojos, y de la otra pisada surgen melodías y luego cuadros y muchos colores que te obligan a preguntarte si por dentro le corre sangre común.

A sus películas las lleva colgadas en el cuerpo. Si te fijas, le verás por sobre el hombro a la chica de Tacones Lejanos y en los muslos a La ley del deseo y entre los dedos a Amantes y por detrás del cabellos a Kika. Cuando habla, te envuelve en un halo de historias que uno no quiere que terminen, entonces te parece que ella ha salido de algún filme para conversar contigo.

Victoria Abril resurgió de la pantalla. Empujó durante unos minutos, como si realmente le fuera difícil traspasar el umbral y el espacio. Sacó primero las manos, después el rostro y el torso y luego toda ella resucitó, cual diosa, ante el público. ¡Bendito sea el milagro!


martes, 22 de mayo de 2012

Planes inmediatos

Voy a fugarme del tiempo, a violar los espacios donde hay silencios que revientan los tímpanos, a besar los ruidos de los que jamás escucharon la brisa. Voy a desprenderme los ojos para que nadie ose juzgarme por las historias del iris y abriré los brazos mientras la sangre me corra por la mejilla. Voy a decirte que te encontré entre mis letras, cuando en realidad te salvé de las polillas que me consumían los libros en las noches. Voy a mentirte y luego te diré que los lagos siguen siendo azules y que tu voz no envejece. Eso, lo mereces.

No quiero pausas antes de las sogas. No quiero canciones que rayen de corcheas las paredes. Quiero la manzana, sin gusanos ni serpientes saboreando el olor en el aire. Quiero tu risa sin cordeles que estén estirándote el rostro desde el cielo, y tus manos cálidamente frías sobre mis muslos. Hazlos sangrar también. Quiero estar sola, sola contigo y conmigo, después de la cena, a las 8, luego del poema de Pizarnik y de que, mirando la rosa, se pulvericen los ojos.


lunes, 21 de mayo de 2012

La mentira

La mentira tiene un solo rostro. Yo la conocí hace años, era muy niña, pero no olvido la forma en que me sacó la lengua y me rompió los juguetes con una gran sonrisa mientras yo me escondía debajo de la cama. Ese día la vi, con unos trajes enormes y una soga en la mano; y aún cuando cierro los ojos, recuerdo sus pasos, y la siento, de nuevo, encima de mí.

Tengo su mirada clavada en la sien y cada vez que está cerca, me sube un desespero que me ahoga torciéndome la garganta hasta asfixiarme. No sé por qué me persigue. Tengo los pies roídos de escapar, aún así, siempre me encuentra. Puede disfrazarse de cualquier rostro, metamorfosea a gusto en cualquier cuerpo, en cualquier gesto, y el aire se inunda de ese olor a ella. La reconozco aún en sueños.

sábado, 19 de mayo de 2012

Promesa con insomnio

Estuve despierta toda la noche -aún cuando dormía estuve despierta- pensando en inglés o viéndote bailar, otra vez, a mitad de G, en plena madrugada de noviembre, cuando todos nos despedíamos del tiempo. Y me apareció en medio del cuarto, de entre las paredes, el coro de las chicas rogándote, y aquellos policías locos que nos lanzaban miradas de retención y se tocaban el bastón con propiedad y los muchachotes emos que tal vez hubiesen preferido sentarse en nuestro círculo para darle también alguna vuelta a la botella, sin que importara demasiado si le tocaba el pico o la culata. Y después las preguntas y las respuestas a medias y el traguito y los poemas y otra vez el baile y los gritos de las chicas. Por eso, no hay asombro si las imágenes viajan en las noches, cuando no podemos dormir, o cuando un terrible insomnio nos descubre al final de los encuentros y encima del colchón.

lunes, 14 de mayo de 2012

Cuchara y tenedor van al baño


“¡Cuentan las cosas con tantas palabras raras, y uno no las puede entender!” 


Y, a veces, uno tampoco logra entender las cosas que no nos cuentan, sino las que ve con los ojos mismitos de uno. Y se le hacen raras por enésima vez y dan vueltas en la cabeza con un tono inexplicable y hasta le reprimen por desconocer de razones. No lo voy a negar: siempre he creído en el poder de las palabras, me gusta imaginar que vuelan, que se desprenden de los libros y violan los espacios de todos -incluso de aquellos que la abandonaron alguna vez- y que llegan, por los senderos más inhóspitos, hasta los sitios más inhóspitos. Me divierte esa colisión de historias en el aire, me enajena sentir los cuentos de Rulfo, o de Emerio o de Cortázar, rozando de a todas con poemas de Carilda o de la Loynaz o de Pimienta; me encanta cerrar los ojos y ver saltar a los personajes y descubrirlos bailando en la cocina o pescando encima de la mesita de noche o volando, aunque sea un señor muy viejo, entre colinas como elefantes blancos.


viernes, 11 de mayo de 2012

La caza


Se conocieron meses antes, cuando lo de la explosión. Él apenas alcanzó a mirarle los ojos. Fue suficiente. Ella tenía todo lo necesario para ejecutar un plan perfecto. Las caderas abultadas y la sonrisa atrevida. Buenas piernas, buenos hombros, mejores nalgas. Nadie dudó nunca de que fuera ideal para su empresa. Aquella misma noche él se aseguró de todo. Calculó las extremidades de ella, espiándola por detrás de las reuniones, la potencia de la voz, la capacidad de la mente y la resistencia de la piel. Anotó los cómputos en la libreta desvencijada, página 577 y fue a dormir con la malicia comiéndole los sesos.


jueves, 10 de mayo de 2012

Lágrima

"Ya pasó el invierno / y aún tu sombra / en mi cuarto va llorando / una lágrima..."


La mancha humedece hasta el silencio. La pared es una laguna de cal que fluye sin cesar, que mana del techo hasta el piso, como una danza egipcia en la tranquilidad de los hipogeos. Todo es agua. Agua blanca que roba la paz del viento. Yo entro en bote todas las noches, a la hora del sueño, sin maquillajes. Atraco junto al colchón, tiro el ancla, ajusto la soga contra el manubrio de la ventana, y me lanzo, con el salvavidas abrazándome la cintura, dentro de mi lágrima.

martes, 8 de mayo de 2012

Las madres envejecen de querernos

“Las madres envejecen de querernos, / de intuir el peligro en las esquinas, / 
de zurcir sus ojeras para vernos…” -


Ella tiene nombre de santa profana, de “virgen del pecado” y la piel curtida por alguna anécdota de esclavos. Vino de África. Sobre un barco gigante cruzó el Atlántico. O quizá no. Tal vez llegó desde China con una familia que jamás conocí, con deseos de prosperar en estas tierras. O quién sabe si la trajo alguna cigüeña loca que naufragó entre las nubes de los cielos de Cuba.

No recuerdo con exactitud el día en que nos presentaron. Dicen que yo aún tenía los ojos cerrados y un tamaño minúsculo. Dicen que no fui muy educaba, que grité sin muchas pausas mientras me ponía roja, y que solo atiné a irle encima del pecho, sin importar nada más. Dicen que fue en un hospital, cuando yo aún no tenía nombre.

Lo supe después por las fotos. Aparecía yo regordeta y ella: china, africana, con historias saltándole entre el torso y las manos; dicen que anécdotas de una región llamada Magdala. Llevo mucho de ella. Lo sé porque me he descubierto frente al espejo con facciones que no son las mías, con muecas que la retratan al movimiento, con palabras que luego me parece ya haber escuchado. Lo sé por esa manía en que, años después, hemos reñido por la autenticidad de los gestos, de las ideas.


viernes, 4 de mayo de 2012

La curva en la carretera

Nunca antes estuve en un accidente. Son espantosos los gritos, los ojos, las expresiones de los rostros que tienen que ser las mismas de uno. Y luego todo el mundo corriendo, bajando de la guagua con un susto de muerte, sacudiéndose los vidrios de la ropa y echándose saliva en las heridas casi imperceptibles que descansan como puntitos rojos por toda la piel. Después los abrazos al borde de la carretera, las miradas intrusas y alarmantes de quienes venían detrás (o delante) en otros carros, y nuestros uniformes azules temblando y temblando. Y los ¿estás bien?, ¿te pasó algo? y luego las lágrimas, vivas, a borbotones que no parecían tener fin.

jueves, 3 de mayo de 2012

Colores

La pintura me empezó por las uñas y antes de la tarde ya me había subido por los dedos hasta la muñeca. Se me confundió con la piel, bien despacio, mientras intentaba pensar en otras cosas. El cuerpo no fue más de un tono pálido, sino una gran paleta de colores de algún genio impresionista. Luego sucedió con la casa, las ventanas, las alfombras, la cocina, todo fue tiñéndose de azules y de verdes y de naranjas y de rojos. Me tendí boca arriba sobre la sala, respirando también en colores, tosiendo en colores, mientras la Parca, como el arcoiris, se recostó a mi lado para explicarme los nuevos reglamentos del infierno.

miércoles, 2 de mayo de 2012

Silvio, la música y el barrio

Silvio

La llovizna humedeció el pentagrama, una y otra vez, haciendo borrosas las corcheas y las semifusas, y dejando en las pieles un olor extraño que traía recuerdos de otras tierras. Pero nadie se movió de su sitio, no pestañeamos siquiera para sacudirnos las gotas del cuerpo y continuamos tarareando las canciones, abriendo las bocas al viento y mirándolo, sobre todo: mirándolo.

La figura, con guitarra en mano, se sentó a un lado de la bandera, y de repente quedó alumbrada por las pupilas y las luces de la noche. Cuando apareció, rompió un temblor de aplausos y las cabezas se alzaron desde la calle para descubrirlo por debajo de la gorra, entre los espejuelos, para descifrarlo como cualquier otro dios mortal sobre la tarima.

No hicieron falta las presentaciones. Luego sobrevino un silencio y quizá se impacientaron los rostros que él reconocía ajenos. Rompió la melodía, saltaron de las cuerdas los acordes —y de la flauta y del bajo y de la batería y de las otras cuerdas—, se dibujaron en los cuerpos, despacio, al ritmo mismo de las frases. ¡Comenzó el concierto con una sorprendente nube de acordes nublando los sentidos!