sábado, 19 de mayo de 2012

Promesa con insomnio

Estuve despierta toda la noche -aún cuando dormía estuve despierta- pensando en inglés o viéndote bailar, otra vez, a mitad de G, en plena madrugada de noviembre, cuando todos nos despedíamos del tiempo. Y me apareció en medio del cuarto, de entre las paredes, el coro de las chicas rogándote, y aquellos policías locos que nos lanzaban miradas de retención y se tocaban el bastón con propiedad y los muchachotes emos que tal vez hubiesen preferido sentarse en nuestro círculo para darle también alguna vuelta a la botella, sin que importara demasiado si le tocaba el pico o la culata. Y después las preguntas y las respuestas a medias y el traguito y los poemas y otra vez el baile y los gritos de las chicas. Por eso, no hay asombro si las imágenes viajan en las noches, cuando no podemos dormir, o cuando un terrible insomnio nos descubre al final de los encuentros y encima del colchón.

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