"Ya pasó el invierno / y aún tu sombra / en mi cuarto va llorando / una lágrima..."
La mancha humedece hasta el silencio. La pared es una laguna de cal que fluye sin cesar, que mana del techo hasta el piso, como una danza egipcia en la tranquilidad de los hipogeos. Todo es agua. Agua blanca que roba la paz del viento. Yo entro en bote todas las noches, a la hora del sueño, sin maquillajes. Atraco junto al colchón, tiro el ancla, ajusto la soga contra el manubrio de la ventana, y me lanzo, con el salvavidas abrazándome la cintura, dentro de mi lágrima.
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