martes, 9 de octubre de 2012

Mariel

Mi padre se fue en una balsa, una balsa construida con poliespuma y corcho, con lágrimas de noche, después de la comida, cuando era difícil conciliar el sueño con unos pocos granos de arroz en el estómago. Mi padre se fue por el Mariel, arrastró el bote por la acera y después por la calle de la escuela y pasó enfrente de la carnicería que estaba en huelga. Mi padre se tiró al mar, se empujó él mismo sobre las olas y se perdió en el horizonte dejándonos un puesto vacío en la mesa y las esperanzas de volver a llenar, muy pronto, las cazuelas. Mi padre se fue una tarde, hace algún tiempo, quizá un poco más y aún no hemos descubierto, exactamente, en qué lugar del Caribe lanzarle las flores.



4 comentarios:

  1. Mi papá se fue en un avión, más menos por las mismas cosas, no se me ahogó en el mar, pero sí un poco en la distancia y ahora, a veces, tampoco sé a dónde mandarle mis cartas.

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    1. Mari, en realidad, la historia es ficcionada, pero sé que la tuya es real. Mi niña, solo puedo ofrecerte mi cariño y mi dirección como destinatario, sé que debe ser muy difícil. Un besoooo

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  2. Melissa: No sé qué escribirte sobre este texto. Pensaba regañarte porque me olvidaste, disculparme porque no te he escrito... pero tu estampa me dejó mudo, más de lo que ya soy. Así que me limito a recordarte mi afecto por ti y mi respeto por tus letras y a decirte que sigo aquí, aunque a veces yo mismo no me vea.

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    1. Es cierto, ando medio loca, y el caimán siempre me acompaña, eso no lo dudes, pero merezco el regaño, aunque pienso componerlo..... Yo también te reenvío el cariño y el afecto, muchos besos...

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