jueves, 28 de marzo de 2013

Nada serio ha dicho el buró


Entre los versos se diluye toda posibilidad de anolamía; y tú mirándome desde el lado oeste de la página, moviendo junto al viento ese juego de letras que nunca ha dicho nada serio. Nada serio ha dicho el buró donde escribo las notas y donde las entrego. Quien lee sabe —o advierto— las cosas ocultas de las cosas, pero aún así no lo decimos.

El trabalenguas absurdo no termina de trabar las lenguas que debiera. Yo me fugo contigo, a lugares comunes, donde la gente piense lo absurdo, en vez de evadir las causas genéricas de los baches, por ejemplo, o el color muerto que están teniendo las flores en este lado de la ciudad.

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