El aire se me adentraba por los pies. Caminaba sin prisa cuando me sorprendió una voz a mitad de la oscuridad. Apenas llegaba hasta mi rodilla. Una niña pintada de noche me estaba mirando con unos ojos cómplices, despeinada, descalza, y con la felicidad de la infancia revolcada por todo su cuerpo. Se acomodó el blumer, que le molestaba por debajo del vestido pícaro, volvió a mirarme y me pidió con una expresión irresistible que le cruzara la calle.
La tomé por la mano, fuerte, y juntas llegamos al otro extremo. Al soltarla, me volvió a mirar con aquellos ojos malditos y dijo de a un tajo:
- Señora que olor más rico usted tiene.
No sé. Al final no sé: si en realidad olía bien esa noche, o si es que ya me estoy poniendo vieja.
Melissa: Te estás poniendo Eva. Como a la niña tu olor, a mí me gusta tu post: ¿Me estoy poniendo joven por eso?
ResponderEliminarajjajajja, gracias, un millón, y claro, usted siempre anda de joven, y mucho, un besoo
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