martes, 13 de diciembre de 2011

Un amigo


Un amigo, de esos que uno conoce antes en algún sueño, tiene los ojos tristes. Entonces no me gusta mirarle a la cara porque no puedo espantar ese color gris de sus pupilas. Mi amigo, cuando levantó la almohada esta mañana, las malas noticias le saltaron al cuello, y no pudo, ni siquiera, esquivarlas. Lo esperaban después del sueño. Yo le propuse que, juntos, sonriamos tanto hasta reventarles los tímpanos, que nos pongamos caricias en el cuello para que resbalen y se marchen a otro sitio, que hagamos naufragar a las malas intenciones, porque nosotros no tenemos sitio para ellas y que pintemos dibujos alegres y corazones y colores. Voy directo a decírselo. No quiero que se le marque la piel a causa de esas pesadillas.

5 comentarios:

  1. Muy bonito, ojalá todos tengan amigos como tú...

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  2. Gracias, de veras... y aquí estoy, siempre lo he estado, a pesar de que el sol saliera, quizás sin querer, por otros lados. Un beso grande.

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  3. Muchacha: ¿te he dicho que eres buena haciendo, sosteniendo, defendiendo, amigos? ¿En qué escuela te enseñaron eso?

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  4. Uffff!! pues me alegra que me digas eso. No soy nadie sin mis amigos (sin ti tampoco), y siempre haré de todo, con estos ojos o con los de después por hacerlos, sostenerlos y defenderlos. Un beso inmenso.

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