Nos soñé, a nosotros, siendo niños, dándonos panzazos contra
el suelo, comiéndonos las hormigas de los árboles. Nos soñé, roncando en la
siesta (tú más que yo, jajajjja), tomándonos las manos para cruzar el puente y
después cayéndonos al río. Nos soñé, aquel día, en aquel campo con aquellas
hierbas y aquellos animales. Nos soñé, yo que nunca nos había soñado, tú que
nunca habías aparecido en mis sueños. Nos soñé, ¡por dios, lo hice! He soñado,
terriblemente, como de verdad, con que llegabas.
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