viernes, 2 de diciembre de 2011

Creer


Después de todos estos años jugando a ser de otros, jugando, claro está, a ciencia cierta creo que nunca he sido de nadie, después de eso, ayer se me estrellaron unas cuantas mariposas en la cara. Nunca he sido de nadie, ni siquiera en las tardes cuando el sol lo abandona todo, o por las mañanas, cuando las mentiras duermen sobre el colchón.

Y uno cree haber encontrado el camino, y de repente se te revuelven los ojos y se te tuercen los pies, y apareces sentada justo en el medio del vacío, con ropas extrañas y con un rostro que no es el tuyo. Y entonces gritas, fuerte, tan fuerte que se te rompen los tímpanos, gritas aunque nadie te escuche, aunque no lo hagan nunca; es que después de tantos amaneceres sin sol y unos cuantos besos sin labios, uno descubre cuántas piezas rotas tiene sobre el cuerpo.

4 comentarios:

  1. en las tardes cuando el sol lo abandona todo, entonces tu recuerdo me hace mirar diferente... Flore

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  2. realmente necesitamos a otro para el autocompletamiento... no está mal ir solos un tramo del camino, ni podemos darnos el lujo de perdernos sonrisas, amaneceres, cosas bellas, personas solamente porque no estemos acompañados... la vida sigue, estemos o no solos y no hay que perdérsela, como quiera que sea la que nos toca o hemos hecho... al menos yo, sin mujer, soy otra cosa... no digo mala, pero con ella al lado, mucho mejor... por eso me cuido y me vigilo tanto cuando estoy solo, para que lo peor de mí no salga al estar sin amor...

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  3. Anónimo (Flore): Significa mucho para mí que un recuerdo te haga mirar diferente... gracias.

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  4. Camarero: Gracias por el comentario, en realidad tiene mucha razón en lo que dice, solo que de cada instante uno puede escribir, aunque cambie, y jamás sea estático. Saludos.

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