jueves, 29 de diciembre de 2011

Inventario


1. Las hojas terminaron corriendo del lado de los vientos y nosotros sentados en un camino cualquiera, viviendo una vida cualquiera; había relámpagos y cauces de ríos con ballenas y árboles azules con frutos en verde, había gallinas cacareando las verdades y piedras que venían a rompernos los sentidos para que despertáramos del letargo. Y nosotros allí, desde los tiempos de nadie, esperando yo las tormentas, esperando tú los porqués.

2. Sufrí los silencios de todos esos bosques, se me ahuecó la piel por las sombras que me entraron por el talón del pie. Lloré junto a las raíces y ellas crecieron y ellas hablaron y ellas murieron. El peñasco continuó detrás de mi figura, amenazándome después del sueño.

3. Conocí flores nuevas en el camino, flores con almas, flores enormes que me invitaron a bailar toda la noche, y bailé y me cubrí el frío de la madrugada con sus pétalos y hasta las comí: nunca antes había comido flores.

4. Se me escapó la cordura un par de veces y se me infló la barriga por los dulces que encontré en la casa abandonada de mis sueños. Era una casa en sepia, con fotografías de Daguerre y cuadros de Monet, una casa decente para estos tiempos de locura, una casa, era, al menos, una casa.

5. Fui feliz gracias a los gritos, no los había escuchado tan enérgicos como en este año; gritos dementes, gritos con noticias, gritos alegres, gritos con sorpresas; todos me rompieron los tímpanos de buena gana. Y yo con el alma saliéndome de los oídos, pero feliz.

6. Continué comiendo en las nubes con mis amigos, poco nos importaron los cercos y las malas palabras que en forma de rayo nos lanzaron, ni siquiera pudieron hacer temblar la mesa. Reímos alto, al sol, a Marte, a Júpiter, a Neptuno.

7. Le traje mariposas a mi madre a pesar de los miedos. Es secreto: mi abuela vive en ellas. La traje a casa, porque hace tiempo que no hablamos y ya no pudo seguir mirando aquellas cartas y esperar el milagro. Esta vez la traje, la (s) traje a casa.

8. Escribí historias sobre algunas huellas, me costó, pero escribí, aún cuando el fantasma de las imprecisiones amenazó con cortarme las manos.

9. Y tropecé y lloré a lágrima viva hasta que los ojos fueron volcanes en erupción que me quemaron la cara y el pecho y el vientre. Y mi rostro no lo fue, no lo fue.

10. Llegó el final aún con preguntas sin responder, quedaron cosas por hacer, por decir, por hablar, por besar. Se cumplió el tiempo cuando aún fuimos cobardes. No nos hicimos el harakiri ni rompimos botellas de ron sobre la mesa ni nos sajamos la garganta para no tener que mentir nunca más. Crecieron las promesas: de ser mejores, de frenar el torrente de pingüinos y el frío (¡claro!), hay que frenar el frío. Llegó el momento de enfrentar estas soledades mutuas, de respirar para las fuerzas, de correr aún cuando los pies se detengan. Llegó el instante de cagarnos en el inventario, de hacer listas y después comerlas, de vivir, ¡coño!, de vivir sin esa maldita estirpe de los vencidos sobre los hombros. 


4 comentarios:

  1. Genial tu inventario, mucha calidad en el producto, pero como toda auditoria te hago un señalamiento, jajajaja tienes faltante en tu inventario jajajajajajajaja, aunque sean pequeñas cosas, no importa.

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  2. jajajajajja, es cierto, siempre pasa verdad? siempre nos faltan cosas, pero no te preocupes, lucharé por todas ellas, aunque pequeñas, tú sabes que son las necesarias.
    Y promete que lo harás tú también, conozco un poco tu inventario y puede que falten cosas, pequeñas, pero que falten, jajajaja.
    Un besoteee.

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  3. Melissa: Tu inventario se te parece. Es un resumen de victorias terrenales, cienfuegales. Eres tú, inventando tu inventario. Así te quiero para el año que viene. Un beso.

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  4. Gracias corazón, gracias por todo este año de matrimonio con tus letras, por tus comentarios, por tus optimismos, por ser tú hablándome siempre... Un besoteee

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