Era de noche. La oscuridad comenzó comiéndose la casa. A eso de las 6. De repente todo fue negro: nosotros, los cuentos románticos, los libros de aventuras donde planeamos naufragar alguna vez, los cuadros de
Monet que estaban colgados en las paredes y los de
Toulouse. Fueron desapareciendo los
colores en una danza terrible de sombras. Y nos quedamos de frente, con las manos apretadas y en los pies en firme para no tropezar; pero sin querer, tropezamos con la oscuridad.
todos estamos llenos de oscuridades y a veces cuando llega la luz nos asustamos porque estamos acostumbrado a estas sombras . un beso Meli
ResponderEliminarPero hay que sobrepasar ese miedo verdad?, nada como la luz, nada... Un besi grande y gracias por leer.
EliminarMelissa, tú lo escribes así, como si nada, porque eres luminiscente, pero piensa.... ¿y nosotros, cómo nos alumbramos?
ResponderEliminarjajajjaja, gracias Mila, siempre, pero más que tu luz ninguna, esa alcanza para muchos y para mucho tiempo. Pero si en algún momento tuviera alguna falla, no te preocupes, yo te daría la mía (que no es mucha) completa. Un besoteeeee.
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