jueves, 12 de enero de 2012

Ataques

Ellos hablaron de cosas que yo no entendía, estaban afuera de mi ventana y encima de la guagua y debajo de mis pasos. Estaban esperándome cuando me levanté y luego me abrieron la puerta de mi casa y me ofrecieron manos resbalosas para bajar las escaleras y fueron sembrando espinas en el camino donde yo coloqué los pies después. Ellos estaban sin rostros, pero yo los conocía, tienen ese olor insoportable, el de siempre y se me pega al cuerpo, ese mismo olor a sarcófagos que me obligan a llevar en la frente.

No sé con exactitud cuándo aparecieron, creo que fue esa noche donde sangré hasta el amanecer, no sé, ni siquiera tuvieron la decencia de avisarme que vendrían. Tal vez fue cuando alcé la voz en el balcón o cuando empecé a escribir las paredes de la ciudad. Sé que intentaron borrarme las palabras, lo sé porque me duele la conciencia cada vez que atacan mis graffitis ante los ojos de todos; sé que los rayan, los mean, los escupen…

Ellos, últimamente, han dejado su vida para ocuparse de la mía, se olvidaron (y no lo entiendo) de cómo hay decenas de senderos para  llegar al mismo sol. Ellos ya son tan míos que me es difícil darles una patada al despertar; ellos me pertenecen tanto que ya me acostumbré a cargarlos y voy a construirles una casa en el sótano para que no me molesten tanto.

8 comentarios:

  1. Jamas olvides que la ENVIDIA es el peor de los sentimientos humanos... dejalos que hablen, tu les molestas por que vales, lo que ellos jamas podran valer....felicidades.

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  2. Es cautivante lo implícito y el tono conversacional de tu poesía, porque créeme que son exquisita poesía de un estilo singular tus textos, felicitaciones Melissa.

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  3. Ariel: un millón de gracias por llegar a estos ojos y leer y escribirme cosas tan lindas. Gracias, de verdad, eso me hace muy feliz. Un beso.

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  4. Isma: Un besote, y gracias siempre por despejarme las nubes. Muas...

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  5. siéndote sincero, me gusta como logras comprender que son ya muy tuyos también, así feítos, desagradables, indeseables... por supuesto, se merecen el sótano y no la clara azotea... incluso tengo dudas si está correcto decir que se lo "merecen" despectivamente... más bien es el lugar donde mejor están...

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  6. Camarero: Gracias, fue difícil comprenderlo y más cargar con ellos, no es tarea que me agrade en lo más mínimo, pero no depende de mí... dejémoslos en el sótano, dejémoslos.

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  7. Como escribió Exilia... la envidia es una palabra a la que de pequeña jamás nadie le dijo: eres bella...

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  8. Es cierto Mako, aunque creo que aún estamos a tiempo, no importa si es de noche o amanece.., digámoselo: eres bella!!!!, muy bella. Gracias.

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