¡Amo tanto tu cicatriz!, que sin ella es difícil creerte las letras, sin ella: no estaría yo perdida en un camino sin señas, no estaría yo mirándote a los ojos ni esperándote después de los cuentos.
lunes, 23 de enero de 2012
Tu cicatriz
¡Amo tanto tu cicatriz!, que sin ella es difícil creerte las letras, sin ella: no estaría yo perdida en un camino sin señas, no estaría yo mirándote a los ojos ni esperándote después de los cuentos.
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Meli, siempre he pensado que los que no tienen cicatrices es porque la vida no ha pasado tempestuosamente por ellos, y por eso prescinden de sus huellas. besitos, María Antonieta.
ResponderEliminarEs cierto María Antonieta, por eso amo tanto las cicatrices. Un besi grande y gracias por comentar este post después de unos días ausentes.
ResponderEliminarAsegúrate de llevar la tuya...
Melissa. Una vez escribí de eso: yo estoy lleno de cicatrices. Cinco en la cabeza y una en el tobillo. Son un viejo mapa de travesuras ¿o mala suerte? No sé, pero forman parte de mi ADN.
ResponderEliminarNo, de mala suerte no... no sabía de tus cicatrices. Ahora les mando un beso a ellas también. Muas. Y muy buen AND el tuyo...
ResponderEliminarcomo casi todo, la cicatriz que no se ve es la que más duele... esas que quedan en la piel cuando las conoces ya han cerrado...
ResponderEliminaramo la cicatriz que te duele en el tiempo... lindo eso!...
Gracias camarero, me alegra mucho, mucho que te guste esta suerte de hilvanar letras que me invento. Y así es hay cicatrices que no se ven y duelen a reventar. Un beso.
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