lunes, 23 de enero de 2012

Tu cicatriz

¡Amo tu cicatriz!; sin ella es difícil creerle la misma geografía a los cuartos. Amo la cicatriz que te parte en dos la muñeca, que te dibuja en el brazo un surco de historias que me gritan, invitándome a vestirme de granjera bruta y mancharme las manos de tierra. Amo la cicatriz que te duele en el tiempo.

¡Amo tanto tu cicatriz!, que sin ella es difícil creerte las letras, sin ella: no estaría yo perdida en un camino sin señas, no estaría yo mirándote a los ojos ni esperándote después de los cuentos.

6 comentarios:

  1. Meli, siempre he pensado que los que no tienen cicatrices es porque la vida no ha pasado tempestuosamente por ellos, y por eso prescinden de sus huellas. besitos, María Antonieta.

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  2. Es cierto María Antonieta, por eso amo tanto las cicatrices. Un besi grande y gracias por comentar este post después de unos días ausentes.
    Asegúrate de llevar la tuya...

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  3. Melissa. Una vez escribí de eso: yo estoy lleno de cicatrices. Cinco en la cabeza y una en el tobillo. Son un viejo mapa de travesuras ¿o mala suerte? No sé, pero forman parte de mi ADN.

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  4. No, de mala suerte no... no sabía de tus cicatrices. Ahora les mando un beso a ellas también. Muas. Y muy buen AND el tuyo...

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  5. como casi todo, la cicatriz que no se ve es la que más duele... esas que quedan en la piel cuando las conoces ya han cerrado...

    amo la cicatriz que te duele en el tiempo... lindo eso!...

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  6. Gracias camarero, me alegra mucho, mucho que te guste esta suerte de hilvanar letras que me invento. Y así es hay cicatrices que no se ven y duelen a reventar. Un beso.

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