viernes, 14 de octubre de 2011

La isla y ella


Con el último recuerdo construyó una botella. Era azul, oscura, y cuando mirabas a trasluz le sudaban lágrimas. Alta, delgada, con un cuerpo bien delineado, y muy coqueta. No tenía sellos, ni etiquetas, ni marcas en el resto de la piel.


Ella la tomó bien firme. Hacía mucho tiempo que estaba sola, y ya el agua le corría entre las venas. El pelo eran algas puras, color verde y rojo, y las escamas no tardarían en aparecer.

Por eso se enterró en la arena, y con el último rayo de sol lanzó la botella azul de sus recuerdos lo más lejos que pudo; luego se le cerraron los ojos.

Allí esperaría paciente el día de su salvación, solo que olvidó colocar el mensaje dentro.

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