Las despedidas unos las atrasa, las demora, las mima para que no se porten mal, y hasta les da palmaditas en las noches, porque si duermen bien, es posible que despierten tarde y uno no tenga que decir adiós tan pronto. Eso hicimos todos, aquella noche, sentados sobre el piso de la Avenida de los Presidentes, rogando porque el amanecer tropezara de buena gana, y se torciera un tobillo.
Y aunque no lo hizo, al menos dejó que nos grabáramos a nosotros mismos. No creo que aquel banco, ni las habitaciones, ni la sala de computación (donde competíamos para llegar primero, sobre todo Arturo, Nelson y Daizel), ni el restaurante, ni el coppelia, ni el malecón… nada, no creo nos olviden, y segura estoy que nuestro olor sobrevivirá allí, pegado, a los tiempos.
Conocer, compartir y aprender junto a tanta gente maravillosa en el Instituto Internacional de Periodismo José Martí, fue una suerte. Ustedes lo saben, ¿verdad?
Melissa, gracias, que lindo post!!!!!
ResponderEliminarEstoy perfectamente de acuerdo con tus emociones.....un abrazo grande como el mar
Gracias a ti, por conocerte, por compartir esos días, y por leer... y por ese abrazo hermoso. Un besooooooooooo
ResponderEliminarEsas musas que te instan a escribir sin descanso deben tener algo de pícaras y, al mismo tiempo, de sabias; porque me has regalado un puñal de nostalgia, instalado bien profundo en este otro Costillar.
ResponderEliminarYa podía prever algo así, mientras viajaba insomne por la autopista (lo más triste que he hecho en los últimos tiempos) y les imaginaba a todos allá, en una desesperada resistencia final contra las distancias y los relojes.
El tiempo va a amortiguar tantos sentimientos juntos, pero el corazón tiene memoria suficiente para destrozar horarios y minuteros.
Gracias por el post. Un abrazo tunero.
Gracias Dubler, por esta comunicación dialógica tan genial!!!... solo espero que el puñal de nostalgias no te haya herido tanto en tu Costillar, y que nuestros recuerdos estén hechos de materia imborrable, aunque ya sé que es así.
ResponderEliminarCreo que el viaje de regreso de todos fue insomne y triste.
Gracias a ti por leer. Un beso grande desde Cienfuegos. Muas.
Melissa estuvo hermoso, definitivamente una mujer de letras, que expresa, lo que se me quedó en mi garganta para no llorar. Un abrazo a todos. Cuba me cambio por dentro. Son geniales
ResponderEliminarGracias Nelly, definitivamente yo tampoco pude hablar mucho ese día, por las lágrimas y porque no se me da bien la oratoria, jajajaja; pero como les prometí les escribí alguito.
ResponderEliminarMe encanta que Cuba te haya cambiado, y eso que no viniste al Nicho, ajjajaaj.
Un besote y cuídate mucho.
Comparto el sentimiento...sobre todo el de la despedida...que espero sea un hasta pronto..un hasta siempre...vaya en Cuba mi corazón latia mas rápido...y ahi se quedo un pedacito de este corazón loco..
ResponderEliminarAsí es Cristina, a todos se nos quedó un pedacito loco, a todos. Un beso grande y gracias por leer...
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