miércoles, 28 de marzo de 2012

Sola en alta mar

Vuelvo a estar sola, como los búhos que ayer se posaron en las ventanas, como el humo de los trenes que parten, como las arenas cuando le extirpan las olas. Y el silencio mutila los días, los pica en trozos pequeños y los envuelve en un saco que después lanza y naufraga en el mar y se va deshaciendo al compás de la marea. Vuelvo a ser la tripulante que busca velas en el horizonte, que huye del canto de las sirenas; vuelvo a ser la del mástil sin bandera. Tengo puntos de sal en casi todos los poros y no sudo, tengo el sol entrándome por las arterias y un cocotero clavado en el alma. Pocas islas soportarán el peso y se hundirán mis pies al pie de las ventiscas. La mar se hará alta después de la tarde y yo estaré allí, agitando el pañuelo que, alguna vez, perteneció al tiempo.

3 comentarios:

  1. No eres la única tripulante sola, hay otras que vamos en un barco a la deriva, esperando que la corriente de las aguas nos lleve algún sitio donde por fin tengamos compañía.

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