miércoles, 25 de abril de 2012

El mar y 23

La madrugada tiene un poder extraño, todos nos desconocemos aún con rostros célebres, todos nos abrazamos en las esquinas y nos damos besos y nos repartimos salivas por el cuerpo. Hacemos orgías en la cebra, y tú me miras cuando estás encima de ella y yo lo muerdo a él pensándote. Rodamos una cuadra y estamos frente al Yara y no somos más que personajes de alguna película que fuimos expulsados de la pantalla.

La Rampa. Allí hacemos culto a Sodoma, una y otra vez, mientras escalamos el ICRT para que llueva en blanco sobre 23. Los placeres nos cuelgan de la voz y apretamos los brazos y nos estrujamos contra los edificios y volvemos a Coppelia, para violarnos en cada silla, y luego hacemos bulla en el Habana Libre emborrachándonos con los matices de Amelia. Después asaltamos la Casa Balear y el café de G y cuando doblamos un poco a la derecha no vemos los rostros de los presidentes en la Avenida, sino que somos nosotros: nosotros con poses excitantes, con las piernas abiertas y los rostros extraviados.

Volvemos a 23 y la pendiente nos roba el aliento y renovamos la orgía y los gritos son enormes y los jadeos hacen explotar cristales y los sudores devienen marejadas que derriban el muro del malecón y saltan al mar. El mar y 23, la madrugada, todo sucede cuando los ilusos duermen, cuando la noche nos regala un escondite a la luz del Vedado.

El mar, lo observamos desde aquí, en 23, y sabemos que solo una ola que caiga del horizonte será capaz de apagarnos este fuego.

3 comentarios:

  1. OHHHHH......me gusta mucho este, de verdad que es de los buenos, me recuerdas alguna que otra trastada llevada a cabo en algunos de esos lugares muy bien descritos, jejejejeje........Besos Yan

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    1. Yan: gracias siempre, bueno, me alegra mucho que te guste este post y sobre todo que te traiga buenos recuerdos, un besi grande.

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  2. Gracias Meli, hoy volviste a recrearme en el centro de Cuba, desando nuevamente 23 y aún tengo impregnada esa brisa de mar y las melodías de los espacios nocturnos de La Rampa, me dejaste el sabor de la nostalgia en los labios pero aun sostengo en mi mano un trago contra todas las distancias...

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