martes, 4 de octubre de 2011

La vida en serio


No volveré a ser joven 
(Jaime Gil de Biedema)

Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde
-como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.

Dejar huella quería
y marcharme entre aplausos
-envejecer, morir, eran tan sólo
las dimensiones del teatro.

Pero ha pasado el tiempo
y la verdad desagradable asoma:
envejecer, morir,
es el único argumento de la obra.

 A veces enmudezco. Sé que aún no me crecen los suficiente las alas; apenas se me ven unas plumas en la espalda que no alcanzan ni para jugar con la brisa. Pero, qué puedo hacer.

  He intentado no contar los años, sino vivirlos; besar las bocas correctas, atrapar a los amigos y no sangrar mucho por culpa de los falsos. He intentado hablar sin que se me caigan las palabras; correr tras los sueños sin dejar de despertar; querer, poder, ganar. He intentado salvar los ojos y el alma de los abismos de fuego; sentarme en las tardes bajo la puesta del sol para leer un buen poema, y cocinar algo de vez en cuando.

  He intentado limpiar bien la casa, hacer los mandados y velar las placitas; trabajar lo mejor posible; escribir a diario para darme a luz. He intentado descubrir qué hay detrás de todos los iris, incluso del tuyo, que me tiene muerta la mirada; encontrar las verdades y defenderlas. He intentado no comer tanta pizza ni tantos dulces para no engordar, y hacer ejercicios aunque los abandone luego.

  He intentado no disimular lo que siento, serme fiel y sincera, no tener miedo, enfrentar los obstáculos, no llorar demasiado, no perder a tanta gente, enamorarme, estar para todos lo que me necesiten, incluso si son mis enemigos, cometer errores de los que pueda aprender siempre… lo he intentado, juro que he intentado tomarme la vida bien en serio (como me recomendó un amigo); pero quizás resulta que algunos, como yo, vamos a demorar un poco más en crecer. Pero juro que me he tomado la vida en serio, procurando, sobre todas las cosas, no perder, nunca, la esperanza de salvarme.

  De todas formas, usted, amigo mío de todos los caminos, será el primero en enterarse cuando le de una patada al cascarón.

2 comentarios:

  1. Melissa: Nunca te aflijas. Has tratado. Esa es la técnica secreta del pollito.

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  2. Ohh!! gracias amigo mío, eso haré, nunca aflijida, un beso enorme

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