miércoles, 12 de octubre de 2011

Perder la virginidad

Lo había decidido: esta noche perdería la virginidad. Pero dónde, cómo tirarla porque sí en algún rincón y no ir a visitarla ni los domingos; en cuál lugar, en compañía de quién. ¿Y si no sirve de mucho perderla? Nadie anda por ahí extraviando cosas. No lo sé.

Dice Rebeca que perder la virginidad duele. Claro, le dije, ¡qué tonta Rebeca!, ¿ella nunca habrá perdido algo? También me contó que a una le sale sangre. Verdad que es complicado todo esto. ¿Le sale sangre a una?, y ¿por dónde? Yo no sé de dónde Rebeca saca tantas historias. Ayer me llamó para decirme que debo buscar a alguien con quien perderla, del sexo opuesto, me gritó por teléfono y colgó.

Debo ir a la farmacia y buscar algo útil para protegerme, eso también me lo advirtió Rebeca. Un guante, una gasa… ¿qué podrá servir? Tampoco sé si decirle a mamá y papá, una vez me castigaron por perder la libreta de matemáticas de mi hermano, di tú ahora qué se trata de la virginidad. Deja ver si encuentro al orgasmo ese, dice Rebeca que debo buscarlo en todo momento. Ya ni sé bien el orden de las cosas: perderla, protegerme, sangre y orgasmo; o: sangre, protegerme, orgasmo y perderla… ¡uf!, qué se yo.


Bueno, ya encontré al testigo, ya la farmacéutica se rió de mí y me indicó bien claro que debía inflar globos con una cosa llamada condones y luego soltarlos para alejar a mi virginidad, ya afilé el cuchillo del pan para hacerme un piquetito en el dedo… lo único que no apareció fue el tal orgasmo. Pero no importa, de todas formas a Rebeca no se le puede estar haciendo mucho caso.

Todo está listo, puse música y encendí las velas, dice Rebeca que eso ayuda. Lo que no entiendo es por qué debo desnudarme. Bueno, ya está, sin ropa. El testigo se puso impaciente, no se está quieto, dios mío, ojalá  que no ladre, pues si mi vecina se entera que le robé a su perro, estaré en serios problemas. Cállate Cachín, por tu madre, cállate, sid, sid… ¡Contrá! Cómo duele esto de la sangre, ño, era verdad, Rebeca tenía razón: duele. Ya estoy inflando el globo, uf, me quedo sin aire, y todo por perder la bendita virginidad esa.

¡Qué va! Yo creo que es mejor quedarme con ella. Verdad que la gente está loca. No puedo imaginar cómo diablos un perro, un globo, un poco de sangre de mi dedo, las velas, la música y el orgasmo ese que no sé quién es, puedan hacer que una pierda la virginidad.

Locos.

2 comentarios:

  1. Melissa: Loco y ocurrente, como debe ser un post que te respeten. Te lo dice alguien que está far far away de la cordura.

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  2. jajjajja, gracias siempre, ok... a perdernos en la locura entonces. Un beso grandeeeee

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