lunes, 26 de septiembre de 2011

Interrogante


 Quizás fue el impulso, o sospechar de la brevedad de lo eterno, fue ese no saber, ese qué sé yo, esa espera predecible. Tal vez la sorpresa de descubrirte mortal, de mirarte, ¡por fin!, a los ojos; ¿fue eso?, no lo sé, no quiero descubrirlo y que se espante la humedad.

  Hereje esta cama, este cuarto, el poema. Brujo tú, condenada yo: y al fuego, y a la brasa, y a las cenizas. Ardimos juntos, con nuestras manos en nuestras manos, con nuestros labios en nuestros labios. Se quemó la piel de repente, y nos cocimos con las lenguas; se nos fundieron las carnes y levitamos al suelo. Y yo que ni siquiera te había soñado, y tú que me encontraste a mitad de la hoguera.

  Hombre que juegas con mapas y con países: ¿cómo aprendiste a desnudarme sin palabras, y luego desaparecer? 

4 comentarios:

  1. te noto ardiente, cuidado con la candela

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  2. jajajajja, nada Carli, nada, jajaj, vale tendré cuidado

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  3. Me mataste con esto Melissa!!!De hecho , lo haces bastante a menudo , me está encantando todo lo que escribes aquí.....

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  4. Pues si es una muerte grata, venga, espero que así sea... y me alegra que le encante lo que escribo, un millón de gracias, aunque no sepa quién es, gracias

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